jueves, 9 de junio de 2016

                      
                                 Tu olvido


Tarde o temprano iba a llegar, ya te perdí, el tiempo se encargó. Tu memoria me borró, tus recuerdos ya no están,  en algún pasado se quedaron. El tiempo, los años se hicieron nuestros enemigos. Las promesas se quedaron en el olvido, tus ideas te volvieron como un niño. 
Ya olvidaste cuánto era tu cariño, ya no fuiste más mi amigo, te perdiste con la rabia del enemigo y fuiste haciendo a un lado el disfrute del cariño. Ya no estás conmigo, el tiempo se encargó y se volvió mi enemigo. Sé que volverás a ratos y seguro yo estaré contigo pero ahora el cariño será el de un amigo, mientras tanto duerme que yo estaré contigo.


Despedidas


Hasta nunca,  me escribes, yo no sé dónde van a parar mis deseos ni sé dónde van a ir a parar mis alas. No sé cómo decirte adiós sin hacer escenas, en definitiva no sé nada de la vida y aunque sepa poco o mucho sólo me queda lo vivido contigo y del mar de sentimientos que tuvimos. Los juramentos y promesas seguramente quedarán en algún rincón del corazón y de a poco se irán disipando hasta llegar a ser una tenue luz del ocaso. Contigo cada día, cada mes y cada año se fueron con una gran parte de mi corazón. Ahora sólo queda la certeza de que el amor existió para quien lo vivió. Es verdad que no siempre se gana y el amor se agota con el cansancio y la rutina. Se sobrevive con la angustia de un estado sufrido. No se abandona a quien amas de verdad, dicen que olvidar es una forma de mentir. Esta vez no gané y la vida me enseñó más de lo que quería aprender. Quiero creer que siempre habrá un domingo esperándome a la puerta. Tal vez llegue otro y el vivir de amores y desamores sea mi costumbre.
Habrá que buscar la cura del miedo sin que desemboque en algún cuarto y abrazar alguna raíz. Saltaré hogueras y me esconderé nuevamente en mi madriguera, como la loba que se dejó amar con los engaños del hombre que sabe domar.
Llegará, por fin,  el día que despierte y verás como me visto despacio de silencio y de esplendor, de domingo soleado. Mis versos puede que queden inconclusos pero defenderé cada espacio en que no estás. Curaré el ala rota y planearé mi huida contra el viento que no me acompañe. Por fin seré la alegría que no regresa.

jueves, 12 de mayo de 2016



No podía adivinar que vendrías este día, ya me desesperaba la soledad y el vacío. Tantas palabras sin vida haciendo el simulacro de su llegada, tanto sentimiento imposible de ser eliminado con estas letras que componen el sentido de lo que decimos.
La vida...esta vida que muchas veces no comprendo porque siempre haciendo zancadillas logra que me tome del primer corazón que dice apoyarme. En realidad, son pocos los días en que uno puede sentirse anticipadamente alegre sin ofrecimientos de café ni conversaciones eternas del sentido del amor. Es una alegría que de a poco se va transformando en tristeza por sentir que esta alegría se va escapando en los vaivenes de la soledad que insiste en quedarse y no abandonarme. Esta necesidad casi imprudente de buscar donde depositar mis lágrimas y mis desasosiegos.
Tú no podías saber que despierta te sueño con el pañuelo de artista que por arte de magia logra hacer desaparecer las lágrimas y aparece la alegría incontenible de tenerte a mi lado nuevamente.
Que sabia pose de apoyarme en tu hombro y luego emprender el nuevo camino. Quizá no llegue a ser yo misma pero no dejaré de ver el mundo como el espacio por compartir.
Hoy es el comienzo de este nuevo estado de vaciar en las palabras lo que en soledad no escribo.