martes, 23 de julio de 2019

Tu muerte y la mía.



A la muerte le sigue un amanecer. A la muerte le siguen las palabras que no se dijeron.
No la mencionamos a pesar de sentirla como el tic tac del reloj en las noches de insomnio.
Pensábamos que faltaba mucho tiempo para llegar a encontrarla.
Permanecimos en la crisálida que habitaban los vivos. 
Tatuamos en el alma el amor para reencontrarnos en el momento de la partida.
Lentamente sentimos la ausencia como el que partió y como un relámpago ella tocó el timbre de nuestra casa.
Nos inspiró negación, nos obligamos a conocerla de la mejor manera y abrazarla de a poco.
Entender que esta muerte también fue vida y continuidad, 
transformamos el rechazo y el sufrimiento en una actitud abierta ante nuestra irrevocable realidad.
La vida continuó a pesar de no sentirnos. Quedaron los recuerdos, los aromas, la esencia y la conciencia infinita.
Fuimos energía de donde nació esta unión. Búsqueda inagotable del amor.





domingo, 23 de junio de 2019

Historia con café.


Decidir si tomar un café contigo o sin ti. 
La historia comienza tomando un café a mediodía y con mucho por conocer. 
Lo que no supe si te conocí o me conocí, si te busqué o me encontré de nuevo. 
Tantos años alejada de mí porque quise partirme en dos para que la otra mitad fuera tuya. 
La vida nos silencia unos instantes en este largo caminar, tanto ruido alrededor, tantos caminos para elegir, tantos recuerdos por guardar. 
Muchas soluciones inesperadas, oímos el canto de pájaros una y otra vez y creímos que el azul del cielo era  para nosotros. 
Nunca hubo papeles firmados pero sí vivimos con el corazón apretado por la ansiedad del futuro, apretamos los cordones de nuestros zapatos y caminamos...en tu solapa pusiste el mejor prendedor y yo un pañuelo de seda en mi cuello y fuimos reyes de nuestra tierra sin súbditos. 
Fuimos bellos y hermosos, encendimos los mejores inciensos para aromatizar cada espacio que habitamos.
Fuimos por otro café, esta vez lo endulzamos con sueños de futuro ahora más cercano, nos sentimos muy seguros, tuvimos tantas madrugadas y amaneceres unidos por abrazos y besos interminables, es bello el amor cuando se quiere.
El último café fue sin endulzar y se fue enfriando de esperar las palabras que no llegaban. 
Ya no se veía el camino de retorno, había un muro con una porfía irreverente, arenas ajenas de otras playas y el rumor de sirenas de barcos en la lejanía, había más tumulto  en el camino que tu presencia a mi lado.
Ahora tomo este café con el recuerdo que trae tu presencia tras este aroma del que me preparabas con la delicadeza de la medida exacta para endulzarlo con el cariño propio del que ama. 
Mientras tomo el café miro por la ventana y veo pájaros que cantan para que recuerde mientras amanece.
















jueves, 9 de junio de 2016

                      
                                 Tu olvido


Tarde o temprano iba a llegar, ya te perdí, el tiempo se encargó. Tu memoria me borró, tus recuerdos ya no están,  en algún pasado se quedaron. El tiempo, los años se hicieron nuestros enemigos. Las promesas se quedaron en el olvido, tus ideas te volvieron como un niño. 
Ya olvidaste cuánto era tu cariño, ya no fuiste más mi amigo, te perdiste con la rabia del enemigo y fuiste haciendo a un lado el disfrute del cariño. Ya no estás conmigo, el tiempo se encargó y se volvió mi enemigo. Sé que volverás a ratos y seguro yo estaré contigo pero ahora el cariño será el de un amigo, mientras tanto duerme que yo estaré contigo.


Despedidas


Hasta nunca,  me escribes, yo no sé dónde van a parar mis deseos ni sé dónde van a ir a parar mis alas. No sé cómo decirte adiós sin hacer escenas, en definitiva no sé nada de la vida y aunque sepa poco o mucho sólo me queda lo vivido contigo y del mar de sentimientos que tuvimos. Los juramentos y promesas seguramente quedarán en algún rincón del corazón y de a poco se irán disipando hasta llegar a ser una tenue luz del ocaso. Contigo cada día, cada mes y cada año se fueron con una gran parte de mi corazón. Ahora sólo queda la certeza de que el amor existió para quien lo vivió. Es verdad que no siempre se gana y el amor se agota con el cansancio y la rutina. Se sobrevive con la angustia de un estado sufrido. No se abandona a quien amas de verdad, dicen que olvidar es una forma de mentir. Esta vez no gané y la vida me enseñó más de lo que quería aprender. Quiero creer que siempre habrá un domingo esperándome a la puerta. Tal vez llegue otro y el vivir de amores y desamores sea mi costumbre.
Habrá que buscar la cura del miedo sin que desemboque en algún cuarto y abrazar alguna raíz. Saltaré hogueras y me esconderé nuevamente en mi madriguera, como la loba que se dejó amar con los engaños del hombre que sabe domar.
Llegará, por fin,  el día que despierte y verás como me visto despacio de silencio y de esplendor, de domingo soleado. Mis versos puede que queden inconclusos pero defenderé cada espacio en que no estás. Curaré el ala rota y planearé mi huida contra el viento que no me acompañe. Por fin seré la alegría que no regresa.

jueves, 12 de mayo de 2016



No podía adivinar que vendrías este día, ya me desesperaba la soledad y el vacío. Tantas palabras sin vida haciendo el simulacro de su llegada, tanto sentimiento imposible de ser eliminado con estas letras que componen el sentido de lo que decimos.
La vida...esta vida que muchas veces no comprendo porque siempre haciendo zancadillas logra que me tome del primer corazón que dice apoyarme. En realidad, son pocos los días en que uno puede sentirse anticipadamente alegre sin ofrecimientos de café ni conversaciones eternas del sentido del amor. Es una alegría que de a poco se va transformando en tristeza por sentir que esta alegría se va escapando en los vaivenes de la soledad que insiste en quedarse y no abandonarme. Esta necesidad casi imprudente de buscar donde depositar mis lágrimas y mis desasosiegos.
Tú no podías saber que despierta te sueño con el pañuelo de artista que por arte de magia logra hacer desaparecer las lágrimas y aparece la alegría incontenible de tenerte a mi lado nuevamente.
Que sabia pose de apoyarme en tu hombro y luego emprender el nuevo camino. Quizá no llegue a ser yo misma pero no dejaré de ver el mundo como el espacio por compartir.
Hoy es el comienzo de este nuevo estado de vaciar en las palabras lo que en soledad no escribo.

miércoles, 18 de febrero de 2015


                                               Encrucijadas de la vida

Va  a ser casi un año que no vaciaba algunas de mis letras en ningún lugar, tiempo que no ponía los pensamientos y el sentir. Desde que vivo ocupada y apurada de que el tiempo alcance para todo lo que queda por hacer, el tiempo fue más rápido. Han quedado tareas inconclusas y ha puesto otras que no se sabe si se alcanzarán a terminar antes de que él termine conmigo. En todo o casi todo me he  llenado de dudas, de incertidumbres, tal vez hoy más que nunca. Que un ser humano llegue a pensar como un animal irracional  y que eche a volar sus instintos más bajos...que con su madre logre tener las ganas de matar y que con un hijo mal concebido tenga las ganas de proteger...que con algunos tenga un mal pasar por creer que la muerte lo podría salvar y sin embargo, lo que no hizo en el tiempo necesario, quiera recuperar ahora cuando el momento ya no es alcanzable. ¿Será que la cordura nos abandona en tiempos de ira y rabia? o ¿será que no se alcanza a divisar los límites de la razón y la pasión?...cordura y pasión, dos hermanas necesarias de convivir y trocear en la justa medida para no  equivocar los caminos y llevarnos al precipicio. Que si la opción se toma mal entonces habrá que salvar el filo de la navaja y no saltar al precipicio. Es el tiempo que nos ha dejado ciegos, ya no nos deja respirar y nos lleva a paso de gigantes...ya no hay tiempo para ocuparse del lado oscuro. En el atardecer de nuestras vidas,  los muros del laberinto comienzan a abrir y a cerrar caminos correctos e incorrectos y habrá que ser valientes para escoger. Ya no habrá memoria que pueda recuperar la edad perdida. Habrá que seguir hasta donde las horas, los minutos y los segundos nos permitan conducir sin apuros lo que queda por aprender y desaprender,  para retomar, abandonar y dejar partir. Para mirarnos y despedirnos con la simpleza, la nitidez de nuestros rostros y la voz a punto de descansar.