jueves, 12 de mayo de 2016
No podía adivinar que vendrías este día, ya me desesperaba la soledad y el vacío. Tantas palabras sin vida haciendo el simulacro de su llegada, tanto sentimiento imposible de ser eliminado con estas letras que componen el sentido de lo que decimos.
La vida...esta vida que muchas veces no comprendo porque siempre haciendo zancadillas logra que me tome del primer corazón que dice apoyarme. En realidad, son pocos los días en que uno puede sentirse anticipadamente alegre sin ofrecimientos de café ni conversaciones eternas del sentido del amor. Es una alegría que de a poco se va transformando en tristeza por sentir que esta alegría se va escapando en los vaivenes de la soledad que insiste en quedarse y no abandonarme. Esta necesidad casi imprudente de buscar donde depositar mis lágrimas y mis desasosiegos.
Tú no podías saber que despierta te sueño con el pañuelo de artista que por arte de magia logra hacer desaparecer las lágrimas y aparece la alegría incontenible de tenerte a mi lado nuevamente.
Que sabia pose de apoyarme en tu hombro y luego emprender el nuevo camino. Quizá no llegue a ser yo misma pero no dejaré de ver el mundo como el espacio por compartir.
Hoy es el comienzo de este nuevo estado de vaciar en las palabras lo que en soledad no escribo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)