miércoles, 11 de noviembre de 2009

       A MI MADRE

Nunca pensé que llegaría el día que me abandonarías, siempre pensé que las madres eran eternas; así me lo enseñaste tú desde muy pequeña cuando yo sólo quería mi vestido de Lobito, mis hermanas me lo querían sacar para cambiarme de ropa por una fiesta muy importante y tú saliste a mi encuentro, saliste a salvarme, no permitiste que me sacaran mi hermoso vestido y me dijiste muy bajito en mi oído "aquí estará mamá para siempre y para cuidarte". Ahora que ya estás cansada y tan disminuida no quiero ser egoísta contigo, sé cuán cansada debes estar, pero quiero que nunca te olvides de la promesa que me hiciste desde ese día: "Aquí estará siempre mamá para ayudarte" te necesito ahora más que nunca, necesito verte y no puedo.
Quiéreme siempre como siempre te amé yo y con cuánto respeto te admiré por tu abnegada labor que cumpliste siempre con cada una de tus hijas. Este es un homenaje muy pequeño que te hago pero no tengo palabras más profundas que nazcan desde lo más profundo de mi corazón que éstas que desde el cielo sé que las leeras.
Permiteme estar un rato más a tu lado ahora, aún no me dejes, sólo te pido un momento más, tan solo un momento más.
Te amo mucho y ese amor no se puede comparar con nada en este mundo, estaré y estarás siempre conmigo, porque el amor no permite separaciones.


TE AMO MÁS QUE NADA Y TE AGRADEZCO TODO LO QUE HAZ DADO POR MI.

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