Seguirán creciendo las multitudes que quieran apartarse del bien común para todos. Sólo importa el poder de gobernar por gobernar, no han mirado a los pequeños, esos que con esperanza eligieron ser libres para pensar y para vivir. Era demasiado grande el sueño de aquel hombre que quiso complacer a los pequeños, se sentía el pulso cada vez más fuerte del pueblo y partía el cielo en dos, era un peligro, les dijeron, volar muy alto era peligroso y más peligroso si los hacía volar también a todos juntos.
La justicia y la paz van de la mano y han nacido como hermanas gemelas, cuando las han separado se han desangrado y una de ellas muere quedando la otra muy débil y demasiado vulnerable para que vengan los que quieren el poder y los pequeños que ya apenas les late el pulso van sintiendo que ya desfallecen. Aún canto por aquellos, aún me quedas tú. Ahora quiero cantar a los que lloran. Quiero que al final venga la verdad y vengan muchos más a compartir conmigo este canto para un pueblo que ha vuelto a perder la esperanza que los hacía levantarse cada día para vivir en paz, esa que por derecho nos pertenece a cada uno y nadie puede violar, por el solo capricho del poder y pisar con la bota firme. Pronto tendrá que brillar de nuevo el sol para los que ahora están al otro lado de él, mientras abrazados esperan quien los venga a redimir para evitar más angustias.
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