martes, 27 de abril de 2010

LA FIERA
Habló el silencio y se despertó la fiera, señales imperceptibles se abren camino lento, se revelan y se atan al interior,  alguien  me lleva, alguien que percibe mi despertar. La loba se hizo presente y en realidad ya no se quiere ocultar volverá a ser lo que era, ella misma, sin prejuicios, sin comportamientos, ni preservando las buenas conductas  que impone la sociedad, esas que papá enseñó para  la buena niña que esta masa  exige, esa donde se manifiestan los que se dicen "seres humanos", esos que se han ido contra el tiempo y que no se detienen a mirar lo que de la belleza  del mar ya no existe, esos que no sienten el olor a vidas descompuestas por el maltrato que emana de los pueblos oprimidos.
Como fiera que soy, mi olfato agudizado le atrae ese olor, tal vez en otras selvas, con otras bestias logre alcanzar la libertad nuevamente, a  que mi mirada parecezca tierna, para que estos ojos no  asusten. No quiero ser domada ni domesticada por hombre alguno.
No pertenezco a ellos, soy de las tierras salvajes sin ningún tipo de idioma.
Me iré despacio y sin mirar atrás para olvidar que algún día pertenecí al mundo de los hombres. Soy del lobo feróz, la que en el cuento era la amiga de lobito y que juntos crecieron en un vestido blanco y con la valentía de un gallardo que no falla en su puntería.


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