jueves, 22 de abril de 2010

                                                                ZORROS.



 Así los encontré en el comedor de todos los días;
lamentablemente me tocó vivir con ellos y vivo con ellos día a día.
¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo debo estar con ellos?; comen, mirando cada uno su plato,
nadie más existe a su lado, quizá me duele, quizá me equivoqué al llegar aquí.
Soy frágil, ya no río, me he quedado inmóvil al borde del camino, también he agachado la cabeza para comer, como lo hacen los zorros.
Quiero salir de las sombras y volver a la luz natural del sol, a vivir con mi libertad
con ese día que tengo soñado y que han querido borrar.
Quizá sonreiré dormida, besaré otras miradas, miraré otros labios, volveré a vivir y a sentir
seguirán los árboles del parque allí donde nadie ha podido esconder las mutilaciones
de las palabras que no alcanzaron a escuchar. Como bandidos, atraparon y robaron de quienes soñamos aún, los sabores dulces de la miel de la esperanza.
Tal vez estaré cansada y más vieja, pero las cosas seguirán y los zombis se quedarán donde mismo
los encontré con sus platos de comidas lamiéndolos como zorros a sus presas.
Los sueños de primavera se quedarán  en casa conmigo, vivirán a mi lado y aunque lleguemos tarde
seguiremos atados como se ata el amor de los verdaderos y eternos enamorados.

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